viernes, 10 de septiembre de 2010

Con el pie izquierdo

No llevo ni 20 días en  España y ya me pseudo-esguince el pie izquierdo.
No sé si por una caminata de 11 km, con un calzado que no era el más adecuado (ojotas) o por falta de training en esto de caminar en sí… pero la cosa es que tengo el pie izquierdo del tamaño de un melón.
Igual mis queridos, por fin conocí la valencia profunda, me recorrí todo: la ciudad de las artes y las ciencias, un centenar de playas, el viejo centro, el nuevo centro, la estación de autobuses, de trenes, el ayuntamiento, la plaza de toros… y todo eso a pié, con mis nuevas ojotas Nike recién saliditas de la fábrica.
Así que hoy me limpie bien las patas, me pinté y limé las uñas y me fui al médico, más por exagerada que por otra cosa, y sobre todo porque para ingresar a España adquirí un seguro de asistencia sanitaria  que me costó alrededor de 110 dólares (que ni me lo solicitaron en migraciones), y me hubiera dado mucha bronca no haberlo aprovechado.
Ahora les estoy escribiendo con mi pie malherido en un balde con agua y  sal (el remedio primermundista que me recetó la doctora) y pensando muy seriamente en recorrer la próxima ciudad en taxi.

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